martes, 20 de octubre de 2009

Rossi pone las pilas a Yamaha

Valentino se dispone a conquistar su novena corona universal, pero el humo no ciega sus ojos
Los campeones demuestran su alcurnia por exigir el rendimiento que luego se espera de ellos. Los ganadores marcan la diferencia con los mediocres por decir las cosas claras, sin diplomacia. Rossi tiene en bandeja su séptimo Mundial de MotoGP, el noveno de su carrera, y la cercanía del nuevo éxito no ha evitado las críticas del italiano al funcionamiento de su cuadro técnico en la escudería Yamaha.
El patrono de la casa, Masao Furusawa, siempre tomó partido por Valentino en el duelo interno con Lorenzo y ahora deberá tomar nota de la advertencia del referente de la marca. El óctuple campeón del mundo ha dejado entrever, sin decirlo, que los mecánicos de Jorge rinden mejor que los suyos. Ni el título que le espera en Malasia frena la repercusión de su aviso.
Veterano en mil visicitudes, el icono del motociclismo ha encendido la mecha en Australia con unas manifestaciones que denunciaban el desastre sufrido en Portugal, donde su inferioridad técnica le hizo quedar cuarto y perder doce puntos respecto al aspirante español. «No sé qué sucedió en Estoril, pero no pude ni cazar a Pedrosa (tercero). El título, en la actualidad, se puede decidir en la puesta a punto de la moto». Era un mensaje lanzado a la cara de Masao Furusawa. «Valentino es quien pone la moto a punto y es el líder de la fábrica», dice el director nipón a la hora de subrayar quién recibe el primer apoyo tecnológico de la fábrica. Ahora, su referente deportivo responde que el cuadro técnico de su box debe ponerse las pilas, pues no aprovecha esa ventaja de recepción de materiales respecto a Lorenzo. Palabras que no han gustado a Jeremy Burgess, su ingeniero desde el año 2000.
La caída en Phillip Island de su máximo enemigo ha colocado el campeonato en la buchaca del 'bambino' de oro, una tranquilidad para la marca japonesa que no ha rebajado la tensión producida por las críticas de su estrella. Porque Burgess ha reconocido en secreto que sus hombres copiaron la puesta a punto de Ramón Forcada -ingeniero de Jorge- en Alemania. Y les hubiera gustado imitarla en el Gran Premio del Pacífico. Y en Le Mans. Y por supuesto, en Portugal.
El ídolo de las dos ruedas envía un dardo a su escudería porque sabe que Lorenzo y Stoner le pueden derrotar en 2010 si sus técnicos no alcanzan el máximo nivel. El que avisa no es traidor.

ideal.es

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