Regresó la mejor versión del piloto catalán, pasó el rodillo y se reenganchó a la pelea por un título que ahora ve algo más cerca Lorenzo, porque su segunda plaza le deja líder con 25 puntos sobre el de Honda.
Hay vida más allá de Valentino Rossi en MotoGP y, aunque la carrera de Mugello resultó un tostón, porque así lo quiso Dani Pedrosa al pasar el rodillo de principio a fin, su victoria le reengancha en la pelea por el título. Ahora se encuentra a 25 puntos del líder, Jorge Lorenzo, y se nos presenta por delante una temporada apasionante en la que el catalán y el mallorquín podrían pelear por el título a brazo partido.
El de Yamaha acabó segundo y con cara de pocos amigos, porque no fue capaz de ir tan rápido con su M1 como lo había hecho en los entrenamientos. Aseguró que desde la vuelta de calentamiento notó que el neumático trasero no funcionaba y que, ya en carrera, acusó falta de agarre para evitar la escapada de Pedrosa o, en su defecto, intentar otra de sus épicas remontadas en la segunda parte.
Sin embargo, todo ello no impidió que se portara como un señor y se acordara, tanto en la parrilla como en la ceremonia del podio, del gran ausente del día. Antes de arrancar, Jorge mostró un emotivo cartel a cámara dirigido a Rossi, que lo vio desde el hospital de Florencia en el que permanecerá una semana convaleciente de su fractura de tibia y peroné en la pierna derecha. "Vale, todos podemos sentir dolor, pero no todos podemos ser una leyenda", le decía. Ya en el podio, tuvo el detallazo de subirse al segundo peldaño enfundado en una camiseta amarilla de Valentino. El gesto puso la carne de gallina a más de uno, pero a los jefes de Yamaha no les hizo tanta gracia, porque la prenda tapaba los nombres de su marca y los patrocinadores. El márketing tiene esas cosas, pero los sentimientos están por encima de sus miserias y, lo crean o no, Lorenzo lo hizo de corazón.
En caso de haber ganado, el homenaje a su compañero podría haber tenido más lustre, pero ayer el peldaño más alto del podio estaba reservado al eterno aspirante al título de la clase reina. Ahora, cuando más difíciles se le habían puesto las cosas, Pedrosa ha conseguido reengancharse. Llegó a Mugello a 30 puntos de Lorenzo y a 21 de Rossi, es decir, tenía 51 que remontar. Un fin de semana después, se vuelve a casa con el italiano KO y con el liderato a tiro de una carrera.
Que la Honda RC212V es ya una buena moto lo demuestra que presenciáramos una victoria Made in Pedrosa, liderando con mano de hierro desde la primera curva. Su superioridad le llevó a tener ocho segundos de ventaja sobre Lorenzo y fue regulando para cruzar la meta con una renta de cuatro. De ese modo impidió dos cosas: que Lorenzo igualara su récord de victorias en MotoGP (ahora van 9-7) y que Yamaha no empatara con Honda a 55 triunfos en la era cuatro tiempos (ahora gana 56-54 el ala dorada).
Y que la moto funciona lo refrenda también el tercero de Dovizioso, aunque siempre queda instalada la duda en el box del Repsol Honda de saber qué pasará en la siguiente carrera, porque su prototipo sufre más los cambios de circuito que la Yamaha. Veremos en Silverstone.
El de Yamaha acabó segundo y con cara de pocos amigos, porque no fue capaz de ir tan rápido con su M1 como lo había hecho en los entrenamientos. Aseguró que desde la vuelta de calentamiento notó que el neumático trasero no funcionaba y que, ya en carrera, acusó falta de agarre para evitar la escapada de Pedrosa o, en su defecto, intentar otra de sus épicas remontadas en la segunda parte.
Sin embargo, todo ello no impidió que se portara como un señor y se acordara, tanto en la parrilla como en la ceremonia del podio, del gran ausente del día. Antes de arrancar, Jorge mostró un emotivo cartel a cámara dirigido a Rossi, que lo vio desde el hospital de Florencia en el que permanecerá una semana convaleciente de su fractura de tibia y peroné en la pierna derecha. "Vale, todos podemos sentir dolor, pero no todos podemos ser una leyenda", le decía. Ya en el podio, tuvo el detallazo de subirse al segundo peldaño enfundado en una camiseta amarilla de Valentino. El gesto puso la carne de gallina a más de uno, pero a los jefes de Yamaha no les hizo tanta gracia, porque la prenda tapaba los nombres de su marca y los patrocinadores. El márketing tiene esas cosas, pero los sentimientos están por encima de sus miserias y, lo crean o no, Lorenzo lo hizo de corazón.
En caso de haber ganado, el homenaje a su compañero podría haber tenido más lustre, pero ayer el peldaño más alto del podio estaba reservado al eterno aspirante al título de la clase reina. Ahora, cuando más difíciles se le habían puesto las cosas, Pedrosa ha conseguido reengancharse. Llegó a Mugello a 30 puntos de Lorenzo y a 21 de Rossi, es decir, tenía 51 que remontar. Un fin de semana después, se vuelve a casa con el italiano KO y con el liderato a tiro de una carrera.
Que la Honda RC212V es ya una buena moto lo demuestra que presenciáramos una victoria Made in Pedrosa, liderando con mano de hierro desde la primera curva. Su superioridad le llevó a tener ocho segundos de ventaja sobre Lorenzo y fue regulando para cruzar la meta con una renta de cuatro. De ese modo impidió dos cosas: que Lorenzo igualara su récord de victorias en MotoGP (ahora van 9-7) y que Yamaha no empatara con Honda a 55 triunfos en la era cuatro tiempos (ahora gana 56-54 el ala dorada).
Y que la moto funciona lo refrenda también el tercero de Dovizioso, aunque siempre queda instalada la duda en el box del Repsol Honda de saber qué pasará en la siguiente carrera, porque su prototipo sufre más los cambios de circuito que la Yamaha. Veremos en Silverstone.
as.com
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