Hace unas semanas que la Fundación Racc presentó un informe que mostraba a las distracciones en la conducción como una importante causa de accidentes. Como conductores de motocicletas, creo que los temas que afecten a nuestra seguridad nos interesan. Y creo que éste nos interesa en especial. ¿Os suena la frase “Ostras, es que no te he visto”? El motivo de que no nos haya visto el imaginario conductor de automóvil puede ser que estuviera distraído. Y es que hay que ver la cantidad de cosas que hay en un coche para distraerse, a diferencia de lo que pasa en las motocicletas.
De hecho, de manera implícita, el informe de la Fundación Racc reconoce esta diferencia al centrarse prácticamente de manera exclusiva en el punto de vista del automóvil en su informe: distracciones con el equipo de música, el navegador (GPS), el teléfono móvil, fumar, comer o beber son acciones distractoras que se realizan en los coches habitualmente, pero muy raramente en una motocicleta.
Así pues, parece que las distracciones son cosas del mundo de las cuatro ruedas. A la lista anterior, se pueden añadir los niños y niñas jugando en el asiento trasero, las conversaciones más animadas de lo normal, estirar la mano para buscar en la guantera, la cantidad de botones e indicadores de algunos coches, buscar las tarjetas antes de llegar al peaje o a la gasolinera, etcétera,...
De hecho, todo se podría resumir en una sola cuestión: ¿cuántas cosas se hacen a la vez? Mientras que conducir un automóvil es una actividad que se realiza simultáneamente con muchas otras como las que he comentado en los párrafos anteriores, la conducción de una motocicleta es una actividad que normalmente se realiza concentrado y de manera única, poniendo todos los sentidos en la ruta. Esa es la diferencia principal entre el coche y la moto: la simultaneidad de actividades. Lamentablemente, el informe mencionado nada analiza en este sentido.
Como buenos conductores de motos, además desarrollamos un sexto sentido para identificar las distracciones del resto de usuarios de la vía antes de que se produzcan. Nos va la vida en ello. Y llega un momento en que adivinas que “ese coche te va a cerrar” o que “ese va hablando por el teléfono y puede hacerte cualquier maniobra” o sencillamente ni tú sabes cómo adivinaste que ese coche iba a cambiar de carril sin poner el intermitente instantes antes de que lo hiciera.
Como he dicho, nos va la vida en ello. En no distraernos y en anticipar las distracciones ajenas. No tenemos otro remedio.
moto22.com
viernes, 2 de enero de 2009
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