Son capaces de montar espectáculos con el pollo Osvaldo (Rossi) en su Yamaha o con una bandera pirata clavada en la tierra conquistada de Estoril (Lorenzo). Un 'show' que remata la exhibición realizada en carrera. Son orgullosos al defender su rendimiento. Pero son discretos al hablar de ganar menos dinero. Los grandes pilotos del Mundial, que comienza el 12 de abril en Qatar, se han reducido los salarios un mínimo de un 25% y no lo han cantado al mundo para jactarse de ello. Sencillamente, es su manera de apoyar el esfuerzo de sus patrocinadores por mantener la carpa móvil por todo el mundo.Fiat Yamaha fue el primer equipo en reconocer esa decisión, una política que ha sido aplicada por todos sus colegas. Los 18 pilotos de MotoGP y los primeros espadas de 250 (Simoncelli, Bautista, Barberá) y de 125 (Corsi, Terol, Pol, Simón, Bradl) son la punta del iceberg. El golpe duro de la crisis lo sufren la mitad de los 24 «jinetes» del cuarto de litro, que intenta cuadrar cuentas con sus patrocinios, y el sesenta por ciento de los 31 inscritos en el octavo de litro, que arriesgan su dinero para estar en el gran circo.La categoría de 125 siempre ha contado con pilotos cuya familia aportaba dinero para obtener una moto en el Mundial y el apoyo técnico y mecánico necesario para cubrir el campeonato. Ahora, la realidad económica ha agravado las posibilidades. En 2008 se inscribieron 34 hombres. Este año saltarán a la pista 31 competidores, la mayoría de ellos con el objetivo de conseguir algunos resultados que les permitan cubrir parte del gasto de sus 'sponsors'.La meta, salirUn liderato temporal en una carrera o el lucimiento en un entrenamiento se cotiza al alza. El piloto demuestra con ello que puede pelear con los mejores si le conceden una moto mejor. No hablan de salario. Ya es un éxito para ellos estar en la parrilla de salida. Su meta es ser valorado para recibir una máquina de un equipo oficial.Así comenzaron todos. Valentino debutó en el Mundial en 1996 con el visado de haber brillado en el Campeonato de Italia. Se ganó la montura oficial a fuerza de rodar al límite y caerse por los pianos de las curvas a una velocidad imposible. Los directores destacaron que su arrojo evidenciaba una confianza en sí mismo que merecía el máximo apoyo técnico.Otros, muchos, nunca llegarán. Pagan un sueño imposible. Viven con patrocinios temporales. Por eso observamos a pilotos que desaparecen de pronto, cuando se acabó el 'money'. O los que sólo disputan algunas carreras. Son la base del iceberg.
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