lunes, 12 de diciembre de 2011

MotoGP vuelve a la autoescuela

LOS PILOTOS DEBEN RECICLAR SU ESTILO CON LAS 1.000

-Para Pedrosa, los primeros días son de 'schooling' para adaptarse a los cambios


-Las motos de 1.000 cc, más potentes pero más dóciles


-Stoner, 'loco' porque podrá derrapar


"¡Maldita sea, no puedo derrapar!", debió maldecir Valentino Rossi cuando se embarcó en una aventura tan riesgosa como la de pilotar para Yamaha. Con la RC211V el italiano balanceaba en cada frenada la rueda posterior, la guiaba de traverso. Con la Yamaha no hacia falta. La diversión dejó paso a la funcionalidad. El chasis de la M1 era tan bueno que no necesitaba cimbreos extraordinarios para entrar en curva. "He debido adaptar mi pilotaje a la moto", admitió después Vale. Fue un aprendizaje veloz.


No tanto como el que sugirió la desaparición de las motos de 500cc. Hubo pilotos que tardaron en asimilar que las nuevas motos de 1.000cc de MotoGP no necesitaban un pugilato sino dulzura y suavidad. Periódicamente, cada cambio en la tecnología obliga a quienes la padecen a asumir correcciones en su estilo para ganar efectividad. Los que no se reciclan, se quedan varados. Más ahora, que el número de test se ha reducido ostensiblemente.


En 2012 se vivirá un nuevo cambio de ciclo con la extinción de las peliagudas 800cc. De la curiosidad general penden numerosos interrogantes. "¿Cuánto hay que modificar el estilo de pilotaje, la forma de abrir gas, de frenar…?", se preguntaba Dani Pedrosa tras el test de Valencia, hace poco más de un mes.


Más de lo previsto. "Al principio pilotaba la 1.000cc como una 800cc y he visto que hay que modificar el estilo", reconoció más tarde Dani. Él sí tiene una leve experiencia con las 1.000cc, en el año de su estreno en MotoGP, en 2006, "pero aquellas motos tenía un cilindro más, más combustible y sus reacciones eran distintas".


A los profanos les pueda sonar extraño. "¿Cómo puede ser que un piloto tenga todavía que aprender? Se preguntarán muchos. Pues a mí es la sensación que me ha dado. Me hace ilusión experimentar que no sé algo y puedo aprender algo nuevo", cuenta Dani, antes de explicar los motivos de ese reciclaje obligado en el arte de pilotar.


"Las motos tienen ahora más potencia, mucho más par motor abajo, y el neumático patina más. Hay más wheelie (caballito), más derrapaje, más movimiento… Mucho cambio de golpe", explica Pedrosa que admite que en Cheste, hace unos días, se sintió como en un día de escuela. O autoescuela, mejor dicho. "Me pareció estar más en días de schooling que de avance tecnológico", agrega el catalán.


Ahora, los 230CV aumentarán probablemente a unos 250 o 260, los neumáticos son distintos, con carcasas diferentes para que se calienten antes los neumáticos. "La electrónica es la misma pero si cambias tu manera de dar gas tienes que cambiar la forma en la que ayudas a controlar la tracción o el wheelie", añade Dani. E incluso variar las líneas. "Las trayectorias van a cambiar, podremos frenar más a fondo y cortar la curva más radical para salir abriendo gas a fondo", anticipó Rossi hace unos meses.


Stoner está encantado con las 1.000cc. "Me gusta más que la 800cc", dijo, pero también confiesa que cuesta un poco cogerle el truco. "Patina con facilidad, pero derrapa", dice, con ojos de deseo. ¿Es mejor o peor? "En los circuitos lentos cambia más que en los rápidos. La moto pesa más pero el motor es más suave que ningún otro, porque puedes usar la potencia desde abajo. Es más conducible y más fácil de controlar. Sólo hay que quitar velocidad en el paso por curva...", cuenta.


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