Prueba de la Moto Morini Granpasso
La Granpasso es un ejemplo perfecto de simbiosis entre actitud deportiva y las tradicionales cualidades de las maxitrail, añadiendo a éstas un elevado nivel de confort, autonomía y una buena dosis de exclusividad. (Incluye ficha técnica, prestaciones...)
El que pretenda comprarse una maxitrail en estas fechas tendrá una tarea muy complicada, especialmente si no es un fiel adepto a una marca concreta y no tiene una idea muy clara de lo que quiere.
La oferta es variada, y aunque cada fabricante procura satisfacer las expectativas de los posibles clientes, siempre se intenta dar cierto toque distintivo a las propuestas, ya sea a través de la propia filosofía del constructor (por ejemplo, Ducati y Benelli priorizan la faceta asfáltica y deportiva en las Multistrada y Tre-K, y KTM, la vertiente TT en sus Adventure) o de características técnicas muy propias, caso de la BMW R 1200 GS.
Moto Morini es una pequeña fábrica (la producción es de unos 3.000 ejemplares anuales) y hace muy poco que regresó a la palestra, cuando la gente que controla la fábrica de motores del mismo nombre (Morini Franco Motori), asociados inicialmente a los hermanos Berti, decidieron comprar los derechos a su propietaria, la inversora americana TGP. Aprovechando toda su experiencia en motores de 2T y 4T, la gente de Bolonia recurrió al ingeniero Franco Lambertini para crear un nuevo bicilíndrico de 1.200 cc que serviría como base para todos los nuevos modelos de Morini, y desde luego, para una trail de nueva generación.
Diseño particular
Es difícil quedar indiferente ante la estética de la Granpasso, y no tanto por tratarse de una moto alta como por su peculiar parte delantera. No existe el tradicional semicarenado, apenas dos proyectores elipsoidales redondos y pequeños, un compacto guardabarros y una pantalla soportada por una estructura tubular pintada igual que el chasis, y los flancos del depósito, elementos que acaban por ligar todo el conjunto y soportan todo el cuerpo de la moto, escondiendo inteligentemente los generosos 27 litros del depósito sin dar la impresión de moto grande o pesada.
Detrás tenemos el complemento perfecto a esta parte delantera única, con una integración excelente entre piloto, estructura de soporte y asas del pasajero -que incluyen los intermitentes-, para que todo quede compacto y no dé la sensación de que se trata de un camión sólo apto para cachas.
Pero nada de eso, y como prueba tenemos la sensación de ligereza que transmite su ajustada longitud, aunque para ello antes habrá que hacer el ejercicio de levantar la pierna para subir y luego mantener el equilibrio sobre su asiento de 870 mm de altura, dividido en dos niveles. La situación ya fue detectada, y paralelamente a un asiento opcional de 840 mm (¡se agotaron en pocos días!) se presentó en el Salón de Milán una versión con éste situado a 830 mm y con una llanta trasera más ancha, que alberga un neumático de 180/55, opcional en esta Granpasso. Llegar al suelo no es un gran problema, porque la moto es estrecha y el manillar está bien posicionado, demostrando así que la Morini es una moto compacta y relativamente reducida, con una distancia entre ejes de 1.505 mm.En el puesto de conducción quedamos impresionados por el bello manillar de aluminio, las soberbias bombas radiales -dos- y la compacta y totalmente digital instrumentación, a la que no le falta de nada.
El asiento está soberbiamente construido, con un revestimiento antideslizante y una perfecta ergonomía, además de un gran confort.Los reposapiés permiten adoptar una posición natural de ambos pies y están revestidos de goma, lo que consigue un reducido nivel de vibraciones, uno de los puntos fuertes de este modelo.
Energía inagotable
El bicilíndrico de Lambertini ha recibido muchos elogios, pero al ser instalado en la Granpasso ha albergado modificaciones que casi resuelven los aspectos negativos y potencian los positivos.
La marca anuncia unos generosos 118 CV a 8.500 rpm, y por ello se coloca en lo más alto de la categoría -sólo son superados por los 127 CV de la Benelli-, pero por la forma que tiene el bicilíndrico de entregar desde abajo merece toda nuestra atención, evidenciando mejorías respecto a la Corsaro Avio, por ejemplo, con un acelerador brusco y un comportamiento irregular. En la Granpasso, el piloto se beneficia de un gas con mayor recorrido y de un nuevo mapa de gestión electrónica, de tal manera que se le pueden exigir recuperaciones desde tan abajo como 2.000 rpm sin que protesten los enormes cilindros de 107 mm. El motor posee ahora un tacto bastante más civilizado, y esto ayuda mucho en maniobras a baja velocidad o cuando circulamos por caminos o asfaltos de baja adherencia. Pero de la misma manera que se nota en la streetfighter de la marca italiana, a medio régimen las cosas se vuelven más serias, aunque en este caso la transición es más suave y también se mantiene la capacidad de respirar bien a altas vueltas, ya que tiene unas cotas radicales, siendo un corsa corta más supercuadrado que el propulsor de la Ducati 1098 R de Bayliss…
El motor de la Morini, que por cierto también está producido en Bolonia, presenta un funcionamiento muy equilibrado, y esto se traduce en muy pocas vibraciones, al tiempo que en una rumorosidad mecánica muy controlada, lo que permite apreciar el bello sonido de sus escapes.
El embrague tiene un funcionamiento progresivo, a pesar de usar un sistema hidráulico, pero requiere de bastante fuerza para accionarlo, lo que provoca una cierta fatiga en ciudad. Además, el sistema antirrebote genera una sensación de tacto un tanto rara en la maneta.
Aún en el capítulo de la transmisión, hay que destacar la precisión al insertar las velocidades, aunque sería de agradecer que se requiriera menor esfuerzo para introducirlas, aunque quizás esto pueda deberse a que nuestra unidad era muy nueva.
Dinámica afinada
Normalmente, las maxitrail son reconocidas por sus cualidades de confort, versatilidad, capacidad de carga y autonomía, y no es normal que la faceta deportiva tenga un papel destacado, cosa que sí ocurre y se percibe en la Granpasso desde el primer momento.
La dinámica de la italiana denota un acierto muy acusado en cuanto a eficacia en carretera, y eso es debido a unas geometrías que priman la agilidad, gracias a una corta distancia entre ejes, un cerrado ángulo de dirección y un peso reducido, así como a un motor con capacidad de respuesta y una suspensión ajustada algo más dura de lo que es habitual en una trail. También a la rigidez que aporta la tremenda horquilla Marzocchi de 50 mm, con unas gruesas pletinas. Con este conjunto es posible exprimirla al máximo, pues no habrá problemas de torsiones por mucho que se le exija, de manera que se consigue una limpieza de trayectoria poco común en una moto de esta altura y dimensiones.Se puede entrar muy pasado, y aun así la horquilla responderá siempre sin protestar; es más, seguramente antes llegará al límite el neumático mixto que ella.Si delante va bien atada, detrás no lo está menos, con un amortiguador Ölhins multiajustable y progresivo, aunque sin bieletas. Las pequeñas irregularidades son bien absorbidas a baja velocidad, pero a medida que ésta aumenta se percibe que el sistema hidráulico hace su trabajo dando solidez al tren posterior, lo cual va de perlas cuando se ataca una carretera de montaña con la Morini como si se llevara una supermotard.
Para detenerla cuenta con un excelente conjunto Brembo con bomba radial, pero al contrario de lo que sucede en otras motos con este potencial, es posible controlarlo todo con buen tacto.Esta trail deportiva no descuida la polivalencia, y es posible realizar rutas por pistas sin pasar miedo, siempre que se tenga en cuenta el recorrido de las suspensiones, de 190 y 200 mm, respectivamente.
¿Tendrá esta moto el merecido reconocimiento -atendiendo a su comportamiento dinámico, buenos acabados, confort, versatilidad y autonomía (unos 400 km)- para medirse con la numerosa competencia?De hecho, es difícil resistir ante la personalidad de la incontestable BMW GS, o ante el precio moderado y la fiabilidad de la Honda Varadero o la Suzuki V-Strom, pero frente a esto, Moto Morini aporta un modelo que va a provocar más de una sonrisa en los labios de quien lo conduzca y que ofrece una garantía de tres años para ayudar a convencer a los indecisos a la hora de tomar tan difícil decisión.
solomoto.es